El daño ya está hecho. Lo que buscaban estos dos “seudo” periodistas es, lamentablemente, irreparable. Están logrando instalar en la sociedad el desprestigio de la universidad pública, con el objetivo de justificar el veto a la ley de financiamiento y los ajustes en educación e investigación.
El derecho a réplica sirve para algunos, pero como bien dice el dicho: “la calumnia es como una hoja de papel que rompes en mil pedazos y lanzas al viento; puedes recoger algunos de esos fragmentos, pero nunca podrás recomponer la hoja completa”.
En este contexto, el desprestigio que se está generando hacia la universidad pública es mucho más dañino que el desfinanciamiento en sí. En la era de la post verdad, donde la “distorsión deliberada de la realidad” manipula creencias y emociones, se está utilizando este recurso como una herramienta eficaz para influir en la opinión pública y justificar los ataques hacia nuestra universidad. Con ello, buscan destruir lo que se ha construido con esfuerzo a lo largo de décadas.
Este es solo un ejemplo de lo que ciertos medios instalan todos los días. No será fácil revertir este desprestigio fabricado con noticias falsas. Apenas estamos comenzando a ver las consecuencias de esta campaña.